No pretendo hablar sobre el Mundial o el Futbol, solo quiero dejarlos con una reflexión. Veamos la vida como un partido de 90 minutos, y sustituyamos a esos minutos por años, y consideremos a la vida como un juego de 90 años.
Al final del partido, y en ésta etapa de mi vida, parece que siempre querré las mismas cosas: estar dentro de la cancha, exponerme a las lesiones, recuperarme de fracturas, respetar las reglas para poder ser parte del juego, motivar y apasionar a mis compañeros, esforzarme por lograr algo que trascienda a mi existencia y volverme parte de la historia, luchar por un ideal y ser feliz.
No vine a jugar éste partido pensando en lo injusto de las reglas o los errores que se cometen al aplicarlas, así funciona la vida, es abierta, dramática, sin compasión y explicación alguna. Esta llena de penales, algunas reales, otros inventados, y al final solo tendremos dos opciones: ponernos el uniforme y salir a jugar, o quedarnos en la banca lamentándonos y esperar, esperar y esperar...
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