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Me consterno ver a una niña de 13 años gritarle a su Mamá, diciéndole que ojalá se muriera, para que la dejara en paz. Tal vez, el impacto se dió más fuerte por que estamos en época de navidad. La Mamá solo la observaba, callada. No me imagino lo que pasaba por su mente. No tengo hijos, entonces solo puedo imaginar las emociones y sentimientos en su interior.
Las palabras dichas, son como las flechas lanzadas; no puedes deshacer lo hecho, solamente pedir perdón por ello.
Me quedé pensando en ¿Qué hacer? ¿Debe uno interceder en esos casos? ¿Es una cuestión familia en la cual no debemos meternos? ¿Cuál es la diferencia entre una persona que es golpeada físicamente y otra que es ofendida públicamente?
Es inevitable que en una época de reflexión se den roces familiares. Tampoco es extraño el sentirnos incómodos alrededor de personas con las que compartimos lazos sanguíneos pero posiblemente solo las veamos dos o tres veces en el año. Es perfectamente normal sentirse así, es aceptable no sentirse en "confianza" o incluso estar más contento cerca del mejor amigo, que del primo o del hermano.
La recomendación de mi parte. Encontrar temas de interés mutuo, y si no existen. Crearlos, hacerlos interesantes de tal modo que sean incluyentes y permitan una sana convivencia. Hay que prepararse para todo, no solamente para un éxamen, una entrevista o alguna presentación. Para que la navidad sea como en las peliculas, hay que tratarlas con el mismo rigor de dedicación. O en caso contrario, sea una veleta, relájese, tómese una copita con moderación, encuentre su punto de relajación y deje que todo fluya, no ofenda, no coma de más y por favor, no chingue a nadie, es Navidad. Ideario